martes, 22 de febrero de 2011

MIS POESÍAS

 
AUSENCIA

¡Qué triste quedó todo
después de tu partida!
¡Qué angustia tan profunda
embarga al alma mía!
Las olas ya no arrullan;
el suave son del viento,
ayer epitalamio,
hoy lleva vacuos ecos.
Ausente tú mi vida
desciende bajo cero:
¡la nada en el vacío,
páramo en un desierto!
Sumido en este abismo,
con el fervor de un rezo,
las cuentas de tu nombre
desgrano yo en silencio.
Muy dentro de mi mente
alzado un trono tengo
do reina soberano,
perenne, tu recuerdo.
Tu alientas en mi alma
en todos los momentos:
creo sentir tus brazos,
el mimo de tus besos.
Tu cálida palabra
resuena en mi cerebro;
la imagen de tu cuerpo
está en mi pensamiento.
Y en este desvarío,
en tu memoria inmerso,
sucédense los días,
mas, ¡ay!, que pasan lentos...
Así, en constante ansia,
de tu añoranza obseso,
un pensamiento solo
mitiga este tormento:
Saber que en esta ausencia
que el sino nos ha impuesto
tú sufres y compartes
idénticos anhelos.


EL SUEÑO ES VIDA

Soñé que estaba soñando
con un sueño el otro día;
soñé que la vida es sueño
y que en sueños se vivía.
En mi onírica vivencia
de todas suertes sentía:
libé el néctar del amor,
del dolor tragué la hiel,
fui feliz y sufrí penas
como en la vida ocurría.
Y tanto el sueño que tuve
al vivir se parecía
que después, al despertarme,
dudé si estaba despierto
o era que aún dormía.


EMPATÍA

Suspenso,
en el umbral de mi senectud, miré al cielo:
dos relsos luceros nimbados de bruno halo
esplendían en la esfíngida faz de una venus de ébano.
Su cálido numen inundó mi alma,
y al asomarme a su impoluta hondura
sentí incontrolable vértigo
que me arrastraba imbele a regiones de ensueño.
Enajenado,
del sensual influjo de las célicas luminarias preso,
deseé alcanzarlas.
Pero estaban lejos, muy lejos,
¡a inconmensurable distancia!
Y en ese quimérico anhelo hundido,
mi voluntad inerte,
continué mirando con la conciencia manchada de amor,
mientras el corazón,
embriagado de dulce empatía,
se dejaba fruir en el alienante libídico imperio...


MASTRO’MELITON ‘JULAGA’

Yendo camino del Puerto
mastro’ melitón ‘Julaga’
se ‘trompesó en una curva
con una vieja americana.
Montado sobre su burro,
emulando a Sancho Panza,
lo interpeló la turista
de esta manera bizarra:
¡Oh, fantastic!”
¡Just a moment, please!”,
Y sin darle tiempo a nada,
plantándosele delante,
le disparó una instantánea.
Mastro’ Melitón, picado
por la acción inesperada,
le dice con mucha sorna
pensando tomar revancha:
Oiga, míster, ¿y esa ‘afoto’
es pa dársela a su amada?
¿Yo ser mister?”, la turista
lo increpa con voz airada.
¿Usted no ver que yo es dama?
A lo que el viejo, zumbón,
replica por darle caña:
¡Ah!, ¿sí?” Pos con esos pantalones
y los zapatos que arrastra;
cualquiera lo iba a decir
al verla con esa facha...”


MASTRO’ MELITON ‘JULAGA’

Cabizbajo y pensativo,
camino de la labranza,
a lomos de su jumento
mastro’ Melitón marchaba.
A la vuelta de un recodo,
cuando nadie lo observaba,
sacó una botella ron
de debajo de la albarda.
Empinando en alto el codo,
y después de destaparla,
se ‘jincó’ unos tres ‘rugíos’
que le llegaron al alma.
Mas llevado de la euforia
que el alcohol le prestaba
se puso a canturrear
esta copla improvisada:
¡Este es mi barco velero!
¡Soy pirata, soy pirata!
¡Tiene un rabo por timón
y por quilla cuatro patas!
¡’Haiga’ viento o no ‘haiga’ viento,
con diez cañones por banda
ni temporal ni corsario
su rumbo a torcer alcanza!”
Y terminada la copla
le dio al burro con la vara
un tremendo cintarazo
a lo largo de las ancas.
Al sentirse fustigado
de esta manera tan bárbara
el burro se encabritó
dando terribles pernadas.
Y levantando la ‘popa’
en soberbia cabriolada
lo ‘relingó’ por la ‘proa’
en medio de la calzada.
Así, sobre el duro suelo,
rendido el aéreo viaje
quedó ‘mastro’ Melitón
mirando pa los celajes.
Y al verse así como un Cristo
tendido sobre la espalda,
exclama con estoicismo
al tiempo que se levanta:
¡Ños, valiente marejada!”


MUÑEQUITA DE CRISTAL

Cuerpecito gentil
engastado en translúcidas haldas
que regalas la visión feliz
de turgencias de glútea plástica.
Con el breve antifaz triangular
encubriendo las fendas del ansia
enhiesta te admiro;
pero si ante mí humillas el busto
dame la faz
porque de reverso me lacera el alma.


ROMANCE A LANZAROTE

Orlada de blanca espuma,
altiva la frente al viento,
yaces tú, mi Lanzarote,
en medio del mar océano.
Bélicas gestas pasadas
tu nombre sonoro encierra,
mas la historia no confirma
esa vil leyenda negra.
Tú no eres Marte guerrero;
tú eres Venus suave y tierna,
por tus formas onduladas
y tu piel morena y tersa.
La brisa del mar te mima
acariciando tu cuerpo,
asediándote de amores
con insinuantes requiebros.
Encendida de rubores
te cubres de tenue velo
como intentando ocultarle
tus encantos más secretos.
Al verse así desdeñada,
enardecida de celos,
te ciñe por la cintura
con brazo de ‘jable’ férvido.
Mas aunque de porte altivo
y de semblante sereno
en tus profundas entrañas
late un corazón de fuego.
Fémina al fin y voluble
se despiertan tus deseos
y te rindes al abrazo
del viento, tu amante eterno.
Abajo el mar te cobija
tálamo nupcial haciendo;
arriba tu sueño vela
el azul dosel del cielo.

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